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lunes, 9 de abril de 2012

Acerca de Aysén


Por: Mario Palma

Aysén es una zona misteriosa para la mayoría de los chilenos. Cuando describimos el país, tenemos la peligrosa tentación de saltarnos desde Chiloé y su magia hasta Punta Arenas y sus fríos, como si todo fuera un continuo idéntico. Pero en medio de esos dos puntos hay una enorme región, poco habitada, llena de lagos, ríos, bosques, montañas, animales, plagada de soledad, voces naturales, silencios y, sobre todo, esperanzas.

La región hace noticia en los últimos tiempos. Primero fue el anuncio del proyecto de represas, que ahora vuelve a cobrar actualidad con el discutido y dividido fallo de la Corte Suprema, levantando voces diversas. Unas reclamaban inversiones y desarrollo, otras preservación de las riquezas naturales que hacen de Aysén una reserva de importancia. El debate se planteó dramáticamente y no está claro cuál será el desarrollo y desenlace de la situación, pues si bien resulta difícil aceptar que una región condicione el desarrollo del país, parece poco probable que podamos presenciar la depredación – una depredación más – tan pasivamente.
Lo segundo fue esta rebelión que demostró el agotamiento de los habitantes de esta zona del sur frente a lo que ellos entienden como un odioso olvido de los santiaguinos que gobiernan todo el territorio.

Más allá de los regionalismos, cuya argumentación nos puede acercar a los sueños federalistas de hace casi doscientos años, el alzamiento ciudadano de Aysén nos deja algunas lecciones.

Cuando surgen liderazgos verdaderos, el pueblo los sigue sin necesidad de apoyos mediáticos o lenguajes altisonantes. Un movimiento transversal desde el punto de vista político, encabezado por un hombre – Iván Fuentes - de lenguaje nuevo, de tono diferente, que usa palabras que normalmente no se oyen en estas lides políticas, planteando reclamos que nacen desde lo más profundo de las necesidades locales. Probablemente el poder de los ciudadanos que se expresa sin armas, desespera a los gobernantes que han demostrado graves incompetencias para solucionar los problemas y enfrentar nuevas formas de lucha por sus derechos y aspiraciones más queridos. El ridículo que hacen las policías armadas como en películas de Schwazeneger frente a estos pobladores, pescadores, vecinos, campesinos, podría ser objeto de risas si acaso no fuera al mismo tiempo manifestación de extremas incapacidades en lo que les es más propio.

Cuando los ciudadanos queremos luchar por lo propio y se tiene claro lo que se aspira, es posible ser soñador y al mismo tiempo eficaz. El fracaso de las autoridades, denunciado por los resultados de las encuestas, nos recuerda los cuestionamientos a alcaldes de diversos municipios frente a sus intentos de acomodar el plano regulador de sus comunas a los intereses de las inmobiliarias, o al emplazamiento de plantas termoeléctricas, por citar sólo algunos ejemplos.

Los tiempos que vienen nos dicen que más que los intereses de las minorías o los discursos generalistas, la clave de la nueva sociedad estará en el poder local que asegura que las personas se conocen entre sí y por lo tanto se generan confianzas estrechas y permanentes, que es precisamente el problema que existe hoy con las más altas autoridades de la nación.

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